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PEDIATRÍA     16/09/2015
Fuente:
REVISTA ASISMED LIFE
Edición:
CASMARKETING – Estudio de Diseño


CUIDADO DEL NIÑO RECIÉN NACIDO

De vuelta a casa con mi bebé, ¿qué hago?
Muchas mujeres se ven en figurillas o en ocasiones desconcertadas cuando dan a luz y retornan a sus hogares con el bebé en brazos. Algunas reciben apoyo de las abuelas, o algún familiar cercano, pero es el instinto materno el que debe seguirse. Crear un lazo de amor y ternura entre la madre y el bebé ayudará al crecimiento y desarrollo adecuado. Es una etapa donde la mujer descubre su verdadero rol: Ser madre.
Para más detalle al respecto, conversamos con el Dr. Claudio Di Martino, especialista en Neonatología.

En general, el bebé y su madre son dados de alta al tercer día del nacimiento. Es un momento clave puesto que el neonato está cambiando su comportamiento y adecuándose a la vida. La madre “abandona” la protección del Hospital y debe enfrentarse al cuidado del niño con frecuencia sin estar adecuadamente preparada.

La madre se encuentra dolorida por la episiotomía o la cesárea y no puede sentarse con comodidad ni tampoco deambular sin molestias. Sus pechos se encuentran doloridos y su cabeza está llena de dudas e incertidumbres. Esto hace que se encuentre sensible, fácilmente llora y su estado emocional es frágil.

Es justamente cuando ella necesita de apoyo. Su pareja y el entorno familiar deben ofrecer su colaboración para que ella pueda cumplir a cabalidad su rol. Somos humanos y limitados pero aún así buscamos el bien común del binomio madre-hijo. Ésta relación se irá fortaleciendo con dos ingredientes básicos: la paciencia y el carió.

El papá debe dar sostén y seguridad a la madre que se encuentra muy necesitada de apoyo. Debería apuntalar su maternidad y evitar de alguna manera las críticas fáciles, muchas veces bien intencionadas pero perjudiciales a como la madre atiende al bebé. Toda la familia debería colaborar no para remplazar la tarea de la madre sino para que esta tarea de 24 horas al día todos los días, permita un desgaste menor de la mamá. Las abuelas y otros familiares deben ayudar cuando ella regresa del hospital. Si la madre tiene “ayuda” las criaturas duermen más, toman mejor el pecho materno y su dedicación al bebé será más completa mientras otros hacen una tarea complementaria en la casa.

Esto no es contradictorio con las posibles influencias “externas”. Es un trabajo en equipo que permite mejores resultados. Este es un camino que recorrer con los ojos abiertos y con el corazón dispuesto a aprender, estando atentos a la amplia gama de cambios que se van sucediendo sin interrupción.

Primeras reacciones del bebé
No hay reglas fijas. Puede defecar una vez al día o después de cada mamada. Puede regurgitar después de mamar, situación bastante frecuente. En ocasiones vomita, puede tener cólicos, cambia la noche por el día (acaso él lo sabe??) y llora, y uno se encuentra preguntándose que le pasa. TODO ESTO PUEDE SER NORMAL y no un motivo de alarma.
La madre debe prestar atención si:

  • El bebé llora y se pone azulado, puede ser alrededor de la boca.
  • Rechaza sistemáticamente su alimento, se encuentra inquieto o muy dormido despuñes de varios intentos para alimentarlo.
  • Tiene fiebre o una respiración alterada.
  • Su piel adquiere un color más amarillento con respecto a los días anteriores.
  • El cordón umbilical está con secreción o con un olor muy fuerte.
  • Estas circunstancias deben ser consultadas con el pediatra.

Al nacer, debe mostrarse el niño a su madre antes de iniciar los procedimientos habituales de recepción neonatal. A los niños sanos – que son la gran mayoría – se debería llevarlos lo antes posible a la habitación de los padres para que puedan gozar con su presencia e iniciar una relación que crezca a medida que se estimulen los contactos, visuales, auditivos y táctiles.

Los primeros días de su vida la criatura experimenta emociones que serán básicas para su desarrollo. Identifica la seguridad que le brinda su madre y goza de su primera experiencia al recibir la leche materna puesto que antes se nutría a través del cordón umbilical. Esta es la primera lección de Amor y el neonato necesita de ese momento.

Cuando hablamos de las características de los recién nacidos debemos entender muy bien que cada uno es único y que generalizar no nos ayuda a enfrentar cada situación específica. Es por eso que no hay reglas absolutas. Las respuestas generales pueden ser aproximadas pero no exactas para cada individuo. Para comprender las especiales características de cada bebé, se requiere observar atentamente sus reacciones. Cuáles son sus periodos de reposo y vigilia, cómo le gusta ser alzado, cómo se calma cuando está enojado. Tantos interrogantes serán descubiertos por la madre a medida que lo vaya conociendo, valorando además su condición de mujer y madre.

Es muy importante ayudar a las madres a saber cómo son sus hijos, dado que cuanto más sepan se sentirán más confiadas en su criterio y descubrirán la plenitud de la maternidad. Aquí debemos señalar que la madre se verá “bombardeada” por consejos de cómo cuidar a su bebé. Numerosos consejeros bien intencionados aparecen pero la madre debe sentirse libre, asumir su propia responsabilidad teniendo mucha fe en su capacidad y resolver los problemas siguiendo su instinto. Este comportamiento beneficia al bebé puesto que se siente seguro en las manos de su madre y que hay alguien dispuesto a brindarse por entero para ayudarlo a crecer. La mujer no debería sentirse abrumada por esta responsabilidad. Es innato este mecanismo en la mujer y se va perfeccionando con el transcurrir del tiempo. No debería dejarse presionar por el entorno. Es preferible que ella se equivoque a que siga un consejo fruto de la experiencia ajena que no se ajusta a las necesidades de su niño.

Muchas mamás ven a su hijo desnudo por primera vez cuando vuelven a su casa. Esto no debería suceder- Además, no están sabiendo cómo actuar para darle el pecho o como prepararle la fórmula con leche en biberón. Esta falta de contacto durante su estadía en el hospital le restringe su visión global. Se ha perdido una buena ocasión para hacer un entrenamiento intensivo.
Cuidados en casa

  • En el hospital se debería hablar sobre la mejor forma de alimentar al bebé según cada caso.
  • La desinfección del cordón umbilical con alcohol cada vez que se cambia los pañales.
  • El baño y la higiene correspondiente según sea nena o varón.
  • Como vestirle explicando que ellos, los neonatos, son más sensibles al enfriamiento pero sin exagerar. La temperatura ambiente debe de estar a 25 a 26 grados centígrados.
  • La higiene adecuada de las manos para tocarlo. Las restricciones para que no esté en contacto con personas enfermas, especialmente niños con cuadros respiratorios agudos.

El pediatra le solicitará los estudios y controles que debe realizar el neonato y le sugerirá la frecuencia de las consultas de control y cuando aplicarse las vacunas. Recurra a él cuando surjan dudas. Tenga confianza en su criterio y el asesoramiento que le brinda.

Dr. Claudio Di Martino
Pediatría y Perinatología / Reg. Nº 1643

 


 
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